Imagen tomada de ACIPrensa
Hoy la Iglesia nos recuerda que “polvo eres y en polvo te convertirás” o “conviértete y cree en el evangelio”. Ambas frases significan que los bienes terrenos son pasajeros y que debemos luchar por alcanzar los del Cielo.
Con este día comienza la Cuaresma, tiempo litúrgico de limosna, oración y ayuno; de preparación a la Semana Santa, que es el gran acontecimiento de todo cristiano; de encausar nuestra vida hacia Dios.
La limosna es la caridad al prójimo, la oración nos une y conecta con Dios, y el ayuno nos hace mirarnos a nosotros mismos. Estas tres realidades nos hacen regresar a lo esencial. Según vivamos nuestra Cuaresma, así será nuestra Semana Santa.
La Cuaresma es también un tiempo para el perdón y la reconciliación.
Este año, en medio de la pandemia del Covid-19, la ceniza no será colocada en nuestra frente haciendo una cruz, sino que será derramada en nuestras cabezas y tampoco podremos participar de la Santa Misa, pero sí podemos ir al templo más cercano a que nos la impongan. Seguramente esta Semana Santa también será diferente, pero si Jesús el Hijo de Dios y de María, muere y resucita al tercer día en nuestros corazones, estaremos viviendo una muy buena Pascua.
Preparemos el camino al Señor porque ¡el reino de Dios está cerca!