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- Escrito por Arzobispado de Camagüey
- Categoría: PORTADA
- Publicado el 06 Agosto 2023
Domingo, 6 de agosto de 2023. Escúchalo aquí
¡Muy buenos días a todos y feliz domingo! Es un gusto para mí compartir hoy los micrófonos con el Diácono Permanente Rolando Acuña, fisioterapeuta del Hogar de Ancianos Padre Olallo. Comenzamos nuestro encuentro dominical haciendo la señal de la cruz: EN EL NOMBRE DEL PADRE, Y DEL HIJO, Y DEL ESPÍRITU SANTO. AMÉN. Que la alegría y la paz de nuestro Señor Jesucristo, el amor del Padre y la comunión del Espíritu Santo estén con todos ustedes. Y CON TU ESPÍRITU. Con el canto, damos alabanzas a nuestro Dios
Queridos hijos e hijas: Hoy es la fiesta que se conoce con el nombre de la “Transfiguración del Señor”. Los discípulos todos, ante el anuncio que les había dado Jesús de su pasión, muerte y resurrección, estaban confusos y con miedo. Hoy el Señor quiere darles a Pedro, Santiago y Juan, sus discípulos más cercanos, una experiencia extraordinaria. El diácono Rolando nos va a leer lo que nos narra el Evangelio. Escuchemos cómo el Señor se transfiguró, es decir, cambió de apariencia de la forma mortal del cuerpo con el cual sufriría y moriría en la cruz, a una forma glorificada con la que resucitaría de entre los muertos. También oigamos la voz del Padre hablando de su hijo Jesús. Veamos a Moisés y Elías conversando con Jesús en quien se cumplían las promesas hechas en la Ley y los Profetas que ellos dos representaban. Esta profunda experiencia espiritual fortificó la esperanza y nutrió la fe de los discípulos. Pero, ciertamente, sólo pudieron entender su significado después de la resurrección. La transfiguración fue como un alto en el camino, una fuerza para seguir adelante. Escuchemos atentamente la lectura.
LECTURA DEL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO, capítulo 17, versículos del 1 al 9
“Seis días después, tomó Jesús consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, los llevó a una montaña muy alta a solas y se transfiguró en su presencia. Su rostro brillaba como el sol y su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elias que conversaban con Jesús. Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: ‘Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres hago tres casas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías’. Aún estaba hablando, cuando una nube luminosa los cubrió, y una voz desde la nube decía: ‘Este es mi Hijo amado, en quien me complazco, escúchenlo’. Al oír esto, los discípulos cayeron rostro a tierra, llenos de miedo. Jesús se acercó, los tocó y les dijo: ‘Levántense, no tengan miedo’. Al levantar la vista no vieron a nadie más que a Jesús. Cuando bajaban de la montaña, Jesús les ordenó: ‘No cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del Hombre haya resucitado de entre los muertos’.
PALABRA DEL SEÑOR. GLORIA A TI, SEÑOR JESÚS
¿Qué nos dice el Evangelio?
Queridos oyentes: Comentemos la lectura escuchada.Lo que pasó en la montaña alta, conocida como el monte Tabor, fue lo siguiente: Jesús, al atardecer de aquel día, deja a los apóstoles en la explanada y, tomando a los tres más íntimos --Pedro, Santiago y Juan--, sube a la cima. Pasa el Señor la noche en oración, dialogando efusivamente con Dios su Padre, mientras que los tres discípulos se la pasan felices rendidos al profundo sueño... Al amanecer y espabilar sus ojos los discípulos, quedan pasmados ante el Maestro, que aparece mucho más resplandeciente que el sol... Se le han presentado Moisés y Elías, que le hablan de su próxima pasión y muerte... Escuchamos los disparates simpáticos de Pedro, que quiere construir tres casas y quedarse allí para siempre... El Padre deja oír su voz, que resuena por la montaña y se esparce por todos los cielos: ¡Éste es mi Hijo amado!... Y la palabra tranquilizante de Jesús, cuando ha desaparecido todo: “¡Animo! ¡No tengáis miedo! Y no digana nadie nada de esto hasta que yo haya resucitado de entre los muertos”... El Apóstol Pedro escribiráaños después, en su segunda carta, lo siguiente;“Si les hemos dado a conocer la venida poderosa de nuestro Señor Jesucristo, no ha sido siguiendo cuentos fantasiosos, sino porque fuimos testigos de vista de su majestad. Cuando recibió de Dios Padre honor y gloria, y de aquella magnifica gloria salió la poderosa voz: ¡Éste es mi Hijo amado en quien tengo todas mis delicias! Y fuimos nosotros quienes oímos esta voz cuando estábamos con él en la montaña santa”.
Este hecho del monte Tabor tuvo muchas repercusiones en la vida de Jesús y de los apóstoles. Sí, en la de Jesús ante todo. Porque Jesús no era insensible al dolor que se le echaba encima con la pasión y la cruz. La vista de la gloria que le reservaba el Padre por su obediencia filial fue para Jesús un estímulo muy grande al tener que enfrentarse con la tragedia de la cruz en el monte Calvario.
Para los apóstoles, como para nosotros hoy, cuando todo nos va bien en la vida, solemos decir como Pedro “¡Qué bien se está aquí!”. Pero es cuestión de dejar el monte Tabor para después. Ahora hay que subir a Jerusalén con Jesús. Es decir, hay que cargar con la cruz de cada día, porque en el monte Calvario nos hemos de encontrar con el Señor, para encontrarnos seguidamente con Él en el sepulcro vacío... La Transfiguración fue un paréntesis muy breve, aunque muy intenso, en la vida de Jesús. Detrás quedaban casi tres años de apostolado muy activo, en los que había predicado y hecho muchos milagros. Ahora había que enfrentarse con la angustia del Huerto de los Olivos, la prisión, los tribunales, los azotes y el monte Calvario. Pero la experiencia del Tabor le anima a seguir adelante sin decaer un momento.
Para nosotros, es cuestión de mirar a nuestro Jefe y Capitán, Cristo Jesús. Hay que tener fe en Dios, cuando nos brinda la misma gloria que a Jesucristo. Porque si Dios nos ofrece el mismo cáliz que a su Hijo, es decir, la misma suerte en sus sufrimientos, es porque nos tiene destinados también a la misma gloria y felicidad que las de Jesucristo. No sólo Jesús fue transfigurado. También los discípulos. La reacción de Pedro queriendo hacer “tres casas” para quedarse allí, indica que ellos ya tenían una luz “por dentro”. Y eso era importante, porque esa luz les haría falta cuando llegara la noche oscura y cuando el silencio de Dios pesara como un piano sobre sus cabezas. Los discípulos no dejaron de recordar este momento de la transfiguración cuando llegaron los tiempos de crisis para la fe y la esperanza.
Para nosotros, transfigurarse es pasar de la noche del pecado a la luz de la gracia. Y eso, ciertamente, es un regalo de Dios. Pero no hay que olvidar que a Dios lo encuentra el que lo busca. Pedro, Santiago y Juan subieron la montaña. Y eso es a lo que estamos invitados nosotros: a subir la montaña, algo que realmente necesitamos.Estamos tan atrapados por nuestras preocupaciones, que no sabemos si somos capaces de salir de ellas…Estamos tan preocupados por nuestros problemas, que los agrandamos enormemente perdiendo la visión de conjunto…Estamos escuchando tantas palabras vacías, tanto ruido, tantas canciones sin sentido, tantos malos consejos, tanta palabrería… que necesitamos con urgencia un poco de silencio. Estamos tan metidos en las cosas de este mundo, que necesitamos un poco de aire fresco…que necesitamos, como Pedro, Santiago y Juan, despegarnos un poco de este suelo que pisamos… y subir la montaña
Subir una montaña significa esfuerzo, silencio, cansancio, vencer el deseo de no seguir, combatir el desaliento... Subir una montaña significa saber tomar distancia de las personas, de las cosas, de los problemas…Subir una montaña supone tener bien claro el objetivo: la cima, y no contentarse con menos… La Iglesia nos invita hoy al esfuerzo de subir la montaña. ¿Por qué no lo hacemos? Porque ¡estamos tan amarrados al placer, a la moral del gusto, al poco esfuerzo, que no queremos salir de nuestros caminos conocidos! ¿Por qué subir a la montaña, pensamos, si se está bien en el valle? ¿Para qué ir a buscar la manifestación de Dios en la montaña si me va bien con los pequeños dioses a los que me he acostumbrado y que tienen paralizado mi progreso espiritual? San Agustín escribió que “encontrar consiste en buscar”. Por lo tanto, si queremos encontrar a Dios, tenemos no sólo que desearlo, sino buscarlo. Ponerse en camino como los Reyes Magos, que vieron la estrella después de haberse puesto en camino. Todos hemos tenido alguna experiencia de Dios. Nos hemos sentido cerca de Dios cuando nos hemos acercado al sufrimiento de alguien, cuando nos hemos olvidado de buscar nuestra propia felicidad para buscar la de los demás, cuando pusimos nuestra voluntad en las manos de Dios, cuando aprendimos a buscar a Dios de día y de noche. Porque resulta que, en ocasiones, hemos dicho que Dios se ha alejado de uno cuando, a lo mejor, ha sido al revés. Roberto Carlos, el cantante, nos invita a subir la montaña.
UNA ENSEÑANZA PARA SU VIDA
Queridos oyentes: Escuchemos una enseñanza más para el día de hoy. Se trata de una narración titulada “El árbol que disuelve los problemas”. Tiene una sabiduría válida para toda persona, sea creyente o no. Ciertamente, para los creyentes, nuestro “árbol que disuelve los problemas” lo encontramos en Dios y en sus enseñanzas. Bastaría que, en esos momentos malos que todos podemos tener, abriéramos el evangelio y escucháramos a Jesucristo repetirnos: “No se agobien. No se preocupen por el día de mañana, pues el mañana se preocupará por sí mismo. A cada día le bastan sus problemas” (Mt. 6, 32-34).
Había una vez un carpintero al que había contratado para realizar algunas reparaciones en mi antigua granja. Su primer día de trabajo resultó ser desafiante, ya que su sierra eléctrica se estropeó, lo que le hizo perder mucho tiempo. Para colmo, al finalizar el día, su viejo camión se negó a arrancar.
Viendo su frustración le propuse llevarlo a su casa.
Durante el trayecto reinaba un silencio pesado y podía percibir su desánimo.
Al llegar a su hogar me invitó a conocer a su familia.
Mientras nos dirigíamos hacia la puerta principal se detuvo frente a un majestuoso árbol centenario y con ambas manos acarició el tronco. Fue entonces cuando presencié una asombrosa transformación.
Su rostro, antes apagado, se iluminó con una sonrisa radiante.
Entró a su casa y abrazó con alegría a sus dos hijos pequeños y besó a su esposa.
La energía del ambiente había cambiado por completo.
Después de despedirme de su familia, el carpintero me acompañó hastami automóvil.
Al pasar cerca del mencionado árbol mi curiosidad se despertó y le pregunté acerca de lo que había presenciado al entrar a su casa. El respondió con calma: Ése es mi árbol de los problemas. Sé que no puedo evitar los contratiempos que surgen durante el día, como lo sucedido en el trabajo hoy. Sin embargo no quiero llevar todas esas preocupaciones y dificultades a mi hogar. Por eso, cada noche, cuando llego aquí toco el tronco de este árbol y dejo los problemas de mi trabajo aquí. Luego, por la mañana, cuando salgo de mi casa, los recojo nuevamente.
Lo más sorprendente es que, al recogerlos por la mañana, encuentro muchos menos problemas de los que recordaba haber depositado la noche anterior. Parece como si el árbol, por arte de magia, disolviera la mayoría de ellos.
LA PREGUNTA DE HOY
Yo tengo la impresión de que el consumo de bebidas alcohólicas va en aumento entre nosotros. Y creo que eso hace mucho daño a la sociedad, a las familias. ¿Exagero al pensar así? Gracias por su respuesta.
Estimado amigo: Todos hemos oído muchas veces historias de matrimonios rotos, empleos perdidos, accidentes de tránsito, violencias, asesinatos… que tuvieron su origen en el consumo de bebidas alcohólicas. Ciertamente, con el alcohol no solo sufre quien lo toma sino también su familia y la sociedad toda. ¡Qué bueno que están apareciendo letreros y mensajes advirtiendo de los daños ocasionados por el alcohol!
Averiguando por qué en un pueblo donde viví había tanto alcoholismo, una persona mayor me comentó: “Usted no sabe el daño que hicieron aquí las diferentes marcas de cerveza. Yo recuerdo, cuando niña, que en los carnavales, cada una de esas marcas tenía su carroza, y por la competencia, abundaban en iniciativas, como la de ir regalando botellas de cerveza junto con las serpentinas de papel”.
Algunos hablan de que, entre nosotros hay una cultura del alcohol. ¡A cuántos cubanitos de brazos no les han mojado su tetera en cerveza añadiendo frases como: “Éste va a ser borracho como su papá” o “Tremendo macho que va a ser”! También si había movilizaciones a la agricultura no bastaba con afilar azadones y machetes sino que ¡había que llevar alcohol! Si hay una fiestecita en el trabajo, ¡tiene que haber alcohol! Nadie concibe unos 15, una boda… ¡sin el alcohol como invitado de honor! Y para tirar la placa de una casa, no sólo hará falta resolver el cemento, la arena y la piedra… ¡sino dos o tres cajas de cerveza y unas botellas de ron Puerto Príncipe!...
Pienso que nos hace falta una mayor información sobre el daño que ocasiona el alcohol. Porque muchos cubanos se autoengañan pensando que el alcohol mejora la actividad sexual… alimenta… controla la presión… es bueno para quitar el frío… da más valor para subirse en un andamio…cuando, ciertamente, es todo lo contrario.
¡Hay tantos mitos sobre el alcohol que desmentir! Si fumar es dañino, más dañinas son las bebidas alcohólicas porque idiotizan a individuos y pueblos. Sería bueno diversificar las ofertas de bebidas y que no haya únicamente cervezas y ron sino también maltas, refrescos, helados, batidos, jugos de frutas, guarapo, etcétera.
Un dato que nos ayudaría a reflexionar en el tema sería poder conocer cuánto dinero de su salario mensual gastan los camagüeyanos en bebidas alcohólicas…
Los japoneses tienen los ojos pequeños, pero la vista larga, y uno de sus proverbios dice: “Con la primera copa de vino, el hombre toma el vino; con la segunda copa, el vino toma el vino; con la tercera copa, el vino se toma al hombre”. ¿No están claros los japoneses?
Como en cada domingo, los invito a continuación a rezar la oración que el mismo Cristo nos enseñó, el Padrenuestro: Padre nuestro que estás en el Cielo PADERE NUESTRO
santificado sea tu Nombre
venga a nosotros tu Reino
hágase tu voluntad
en la tierra como en el Cielo
danos hoy nuestro pan de cada día
perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden
no nos dejes caer en la tentación
y líbranos del mal.
Amén.
Dios te salve María AVEMARÍA
También pedimos la protección maternal de la Virgen de la Caridad rezando el Avemaría: DIOS TE SALVE, MARÍA…
llena eres de Gracia
el Señor es contigo
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y Bendito es el fruto de tu vientre: Jesús.
Santa María Madre de Dios
ruega por nosotros pecadore
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.
DESPEDIDA
Queridos todos: Solo me resta darles la bendición, bendición que desearía llegara a todas las familias, especialmente a las más necesitadas. Que llegue también a los que se sienten enfermos del cuerpo o del alma, a quienes están necesitados de un buen consejo, y a quienes están buscando una simple medicina o un poquito de cariño. Bendición especial para los jóvenes, a quienes quisiera recordarles las palabras que les dijo el Papa San Juan Pablo II cuando nos visitó hace 25 años. Así les dijo: “No se dejen vencer por el mal, venzan el mal a fuerza de bien. No tengan miedo de abrirle las puertas de su corazón a Jesucristo. Que éste sea el programa de la juventud cubana”.
Inclinen sus cabezas, por favor, y respondan rezando con la palabra AMÉN.
Jesucristo, el Señor, esté siempre a su lado para defenderlos. AMÉN. Que él vaya delante de ustedes para guiarlos y detrás de ustedes para protegerlos. AMÉN. Que él vele por ustedes y los sostenga. AMÉN. Y que la bendición de Dios Todopoderoso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, descienda sobre ustedes, sus familiares y vecinos, y los acompañe hoy y siempre. AMÉN.
Termino recordándoles que, Dios mediante, volveré a estar con ustedes el próximo domingo, a las 9 de la mañana, por esta Emisora Provincial.
¡QUE TENGAN UNA BUENA SEMANA!