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- Escrito por Arzobispado de Camagüey
- Categoría: NOTICIAS
- Publicado el 31 Marzo 2016
Hace un tiempo se realizo el lanzamiento del libro “Santuario de nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Camagüey. Cuna Salesiana en Las Antillas”. Escrito por el reverendo diacono Ing. Rafael Marrero Ramírez ss.cc . Aquí les dejo la introducción del mismo para que se interesen por esta publicación.
INTRODUCCIÓN
Las personas que nos hemos interesado por la historia del santuario de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Camagüey nos vemos en la necesidad de remitirnos a los documentos antiguos salidos de la pluma de los primeros historiadores camagüeyanos, ellos lo han considerado como significativo dentro del conjunto formado por los distintos centros de interés de esta ciudad. Recientemente, otros autores, lo han presentado como un fenómeno interesante desde el punto de vista arquitectónico y cultural del patrimonio local.
Algunos de nuestros laicos han brindado su aporte para la divulgación de su historia:
• Fernando Rivero Martín sacó a la luz muchos datos históricos interesantes sobre este santuario en la entonces naciente revista Enfoque(enero-marzo de 1984) en su artículo titulado “Nuestros templos”.
• En la novena dedicada a la Virgen de la Caridad en 1984, se conmemoraron los 250 años de fundación del santuario y el Consejo Pastoral Parroquial (CPP) acordó publicar una breve historia de él para ser entregada al finalizar las distintas celebraciones de aquel acontecimiento. Fue escrita por el presidente del CPP Ángel Collantes Ramírez, quien aceptó mi modesta cooperación; en ella se enfatiza el quehacer pastoral de la comunidad.
• El 9 de junio de 2001, en el III Encuentro Diocesano de Historia, celebrado en la Casa Diocesana de la Merced, el periodista Jorge Cardoso Marín presentó su formidable ponencia titulada “La parroquia y santuario de la Caridad de Camagüey y su entorno”.
La obra de Cardoso Marín resulta de obligatoria referencia para cualquier investigador interesado en extender una mirada amplia sobre los diferentes ámbitos en que ejerce su influencia este santuario. En su introducción el autor humildemente declara que su trabajo “…tiene muchas lagunas”. Solo me atrevo a señalar una: faltan los relatos de tradición oral que enriquecen la historia y la mística de un templo que ha cumplido casi 300 años como signo de la vida cristiana que desde aquí se proclama. Este trabajo pretende rellenar esa laguna a partir de las siguientes propuestas:
1. Profundizar —en continuidad con Cardoso Marín— la influencia que ha tenido este sagrado lugar sobre sus barrios circundantes y su entorno general.
2. Recopilar la mayor cantidad posible de datos referentes al santuario, diseminados en documentos antiguos de nuestra historia local.
3. Apreciar desde una amplia e integral concepción eclesial la misión salvadora de Cristo que desde aquí se realiza a favor del pueblo camagüeyano.
4. Contemplar la historia del santuario desde la óptica del Evangelio, interpretada por un creyente que ha hecho su experiencia de Dios desde dentro de este templo y que ha tratado de llevarla —aunque marcado por las limitaciones del pecado— a los diferentes ámbitos en que le ha tocado vivir.
Anticipadamente asumo la crítica de algunos historiadores en cuanto a la profesionalidad del texto. Me conforta saber que los autores del Antiguo Testamento (AT) tampoco fueron profesionales graduados, sino que descubrieron en los acontecimientos una cuarta dimensión que hace referencia a la Divinidad: Todo viene de Dios y todo camina hacia Dios. Aquello que, para cuantos lo veían desde fuera, era una de las tantas salidas de nómadas que abandonaban Egipto, para los historiadores bíblicos fue el “éxodo”, la mayor experiencia de la presencia y acción liberadora de Yahvé, que constituyó el acontecimiento fundamental y fundante de la historia de la salvación del Antiguo Testamento.
Es posible que alguien afirme que la historia se comprende como la anotación científica ordenada de acontecimientos pasados, por tanto, libre de toda interpretación teológica. Pero en realidad ninguna historia es neutral ni químicamente “pura”, libre de toda interpretación. Se trataría de una utopía irrealizable, contraria a la experiencia humana. Los hechos para que sean inteligibles deben ser verbalizados y toda verbalización es ya una interpretación. No existe más historia que la narrada, o sea, la historia interpretada.
En fin la historia del santuario que ahora se presenta no la escribe un historiador ni un lejano espectador, es contada por un testigo, que, además, es heredero de una rica tradición oral y está convencido de que por la encarnación del Verbo Divino, el hombre y el mundo se convierten en lugar concreto de la realización histórica de Dios. Mediante estos apuntes haremos “memorias”, es decir, volveremos al camino recorrido por esta comunidad parroquial. Camino que también se ha convertido en historia, comparable con la del pueblo de Israel, pues con nuestro caminar, igualmente, hemos construido una parte de la historia de la salvación en esta porción de nuestra querida ciudad legendaria.
En el año 2017, se cumplirán 100 años del arribo de los salesianos a Camagüey; y en el año 2019 celebraremos el centenario de la presencia salesiana en nuestro santuario, cuna de los padres salesianos en Las Antillas gracias a la acertada decisión de Mons. Valentín Zubizarreta, obispo diocesano, quien en 1917 solicitó del P. Binelli, provincial de Barcelona y Madrid, que los salesianos aceptaran la parroquia de la Caridad para que se dedicaran a los quehaceres del ministerio parroquial, por ese motivo fueron los primeros religiosos en llegar a Cuba después de alcanzar su independencia. A la sombra de esta iglesia surgió la hermosa obra del Colegio Salesiano de Artes y Oficios, fundado para el beneficio de los niños y jóvenes más pobres de la ciudad natal de la insigne y benemérita Dolores Betancourt.
Debido a los avatares de la historia, los padres salesianos y las Hijas de María Auxiliadora a partir de 1961 se ausentaron de Camagüey durante 27 años, sin embargo, el espíritu salesiano se mantuvo siempre vivo por medio de los oratorianos, antiguos alumnos y antiguas alumnas que mantuvieron y transmitieron a las nuevas generaciones el amor al carisma de don Bosco; de tal manera, que, cuando regresaron en el año 1988, el padre Ramón García sdb, quedó gratamente impresionado al conocer que de las seis parroquias con que contaba la ciudad, cinco de sus consejos pastorales parroquiales eran presididos por antiguos alumnos salesianos. Además, por el testimonio de Mons. Adolfo Rodríguez, supo que los oratorianos y antiguos alumnos no perdían ninguna oportunidad para pedir que los salesianos volvieran a nuestra parroquia. Cien años de presencia salesiana en este santuario nos autorizan a afirmar que hoy no se puede hablar del santuario diocesano de la Caridad sin hablar de la familia salesiana; como tampoco, se puede hablar de la familia salesiana en Las Antillas sin mencionar el Santuario de Nuestra Señora de la Caridad en Camagüey.
Al recoger los elementos de tradición oral transmitidos de generación en generación hasta el presente y los testimonios de las vivencias de fe relatados por personas que en diferentes épocas asumieron serios compromisos apostólicos en esta comunidad parroquial, muchos podrán “leerse”, podrán sentirse parte de ese caminar de la historia. Otros podrán conocer la historia de su comunidad, de la que ya están formando parte. “Hacer memoria” es, de alguna manera, volver a vivir para seguir viviendo. Hoy nos toca a nosotros, como miembros de la parroquia de Nuestra Señora de la Caridad en el siglo XXI, continuar construyendo la comunidad de hermanos heredada, seguir haciendo iglesia y seguir sembrando la semilla del reinado de Dios en este territorio que él nos ha confiado y donde nos ha llamado a la vida y a la fe.