Mensaje de Monseñor Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba
Hermanos:
El próximo sábado 8 de agosto, se cumplen 10 años del inicio del recorrido de la Virgen Peregrina por toda nuestra Patria. Todos los obispos estábamos en El Cobre y su bendita imagen fue recibida en andas procedente de la parroquia santiaguera de Santo Tomás, donde permanece en custodia para la devoción de los fieles.
Fue un día de fe, de expresiones de amor a nuestra Madre y Patrona, de reencuentro popular de nuestro pueblo con aquella que le había acompañado a lo largo de su historia dándole fortaleza, confianza y esperanza.
En esa peregrinación descubríamos hecho realidad lo que muchas veces decimos: María de la Caridad del Cobre es la que abre los corazones y hogares de los cubanos, ella es la que nos atrae y nos conserva unidos a Dios; ella es la que muestra, de manera singular y privilegiada, a su Hijo Jesús, nuestro único Salvador. Ella, además, sintetiza las mejores aspiraciones y valores del pueblo cubano. Ella se ha ganado entre nosotros, por derecho propio, el título de símbolo de lo más íntimo del ser cubano.
Verdaderamente fue una mañana hermosa. Por la tarde iniciábamos el recorrido nacional en la ciudad de San Luís; ese primer paso de su recorrido fue un acontecimiento de alegre sorpresa y de íntima gratitud para todos los que participamos. Preludiaba lo que acontecería durante todo el año y medio que duró el recorrido que, como marea de gracia, consuelo y esperanza, inundó a nuestra tierra y a nuestros corazones.
Tengamos presentes agradecidamente ese día y renovemos nuestro compromiso de hacer presente a Cristo en nuestra Patria. Tenemos la seguridad de que María de la Caridad nos acompaña.
+ Dionisio García Ibáñez, Arzobispo de Santiago de Cuba
Vayan por todo el mundo y anuncien el Evangelio (Mc. 16, 15)
Por Neidys Hernández Avila
Con estas palabras de Jesús antes de ascender a los cielos, dichas a los discípulos, nos envía a anunciar la Palabra, la Salvación, la Buena Noticia, a todos los bautizados miembros de la Iglesia.
Nuestra Arquidiócesis es la mayor en extensión territorial del país y cubre las provincias civiles de Camagüey y en Las Tunas los municipios de Colombia y Amancio. Posee 16 parroquias, 3 cuasi parroquias, 51 capillas, 109 casas de misión y 20 casas de oración. Para esta labor, contamos con sacerdotes, religiosas, diáconos permanentes y misioneros laicos, para atender alrededor de 852 mil almas.
Bodas de plata de Sor María Ysabel, sanchina
Por Merlis Pereira Velázquez
Esta mañana, en La Catedral Metropolitana de Camagüey, se celebró la Misa de acción de gracias por los 25 años de consagración de la Hermana Sanchina María Ysabel Hernández Varela.
Fue una oportunidad para renovar sus votos y agradecer a Dios, junto a su comunidad y a las religiosas, sacerdotes y laicos de la Arquidiócesis por el servicio misionero prestado durante estos años en las comunidades de Nuevitas y La Catedral, además de Guanabacoa, en La Habana y El Caney, en Santiago de Cuba.
La celebración concluyó con las palabras de los padres Iván Rodríguez, Carlos Juan Himeliz, Ignacio Zaldumbide, Monseñor Juan Díaz, la hermana Sor Alba Natera, la sanchina Sor Isabel y Ana Gloria de la comunidad de Minas, quienes recordaron momentos de trabajos pastorales y compartir vividos junto a Sor María Ysabel, por los que hoy dan gracias al Señor.
No faltaron los regalos y aplausos de quienes la conocen y aprenden de su espiritualidad, actitud de servicio y entrega a la misión en Cuba, como gratificación para esta mujer de fe que consagró su vida a Cristo y a la Iglesia y que por 25 años ha regalado esperanza en nuestro país.
La Misa presidida por el Arzobispo de Camagüey, Monseñor Wilfredo Pino, también fue un espacio para presentar a Dios la vida del padre Carlos Juan Himeliz y del Obispo de Ciego de Ávila, Monseñor Juan Díaz, que hoy festejan sus 27 y 31 aniversarios de sacerdocio respectivamente.
Beatos Padre Olallo y Jaime Osacar Valdés: testimonios cubanos de santidad
Por Diácono Rolando Michel Acuña
José Olallo Valdés (1820-1889) y Jaime Oscar Valdés (1891-1936) son dos Beatos frailes de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. Ambos se dedicaron al servicio, haciendo vida el carisma de la hospitalidad.
José Olallo Valdés es conocido en Camagüey como Padre Olallo y para perpetuar su memoria tenemos un Hogar de Ancianos que lleva su nombre y es administrado por la Orden Hospitalaria de los Hermanos de San Juan de Dios.
El 27 de noviembre de 1999, fue inaugurado el Hogar de Ancianos P. Olallo en Camagüey
El Hogar de Ancianos Padre Olallo se encarga de servir con amor a los ancianos, tanto hombres como mujeres, que allí residen y que no tienen amparo filial. Además posee salas de fisioterapia para internos y ambulatorios; otra sala de cuidados paliativos; vehículo para el traslado de aquellas personas imposibilitadas y que reciben fisioterapia; y un voluntario que, con generosidad, ayuda al bienestar del anciano. Allí se atiende a todos los necesitados, creyentes o no. Es un lugar de reposo y paz, donde los ancianos están bien atendidos y reciben el amor de parte de nuestro Señor.
Video publicado por Televisión Camagüey en el año 2014
La ampliación de las áreas de fisioterapia y consultas de rehabilitación fue necesaria, por la gran cantidad de personas que solicitaban estos servicios. Gracias a Dios es hoy una realidad y lleva el nombre del Beato Jaime Oscar Valdés. El personal que allí labora ostenta de una gran seriedad y responsabilidad, acogen fraternamente a los ancianos y pacientes que allí son atendidos, lo que hace que este Hogar sea preferido por muchos.
El Beato Jaime Oscar Valdés, fue un cubano, recogido en la Real Casa de Maternidad y Beneficencia de La Habana hacia 1891 y que, por una irrevocable vocación, se convierte en Hermano de San Juan de Dios en 1914. Sirve en diferentes países como Colombia y España en las ciudades de Barcelona y Valencia. Es allí donde lo encuentra la muerte tras una revuelta revolucionaria, siendo sacado del Asilo-Hospital y llevado al campo de los olivos para ser asesinado junto al superior, Fray Leoncio Rosell.
Fray Leoncio Rosell
José Olallo Valdés y Jaime Oscar Valdés han testificado lo mismo: su fe inmortal al servicio de los enfermos y pobres, pero de forma diferente, cada uno con sus propias características dentro de la existencia cristiana. El primero como apóstol de la caridad y padre de los pobres, en Camagüey; y el segundo como mártir de la fe y de la hospitalidad, en Valencia, España.
¿Qué valores podemos imitar hoy de ambos, como cristianos católicos al servicio de los más necesitados? La vida de estos dos Beatos cubanos son una fuente de inspiración para amar y servir a los enfermos, a los pobres, a los necesitados, los ancianos y marginados, quienes son, al decir del Papa Francisco: los que están en las periferias existenciales.
“Heme aquí, envíame a mí” (Is. 6, 8-b)
Por Sor Isabel de Armas
Sor María Ysabel Hernández Varela es una mujer dominicana que por su rotunda convicción en la fe cuando tenía 23 años de edad, un 5 de agosto de 1995; puso con un SI su vida a disposición de los más pobres y desvalidos, profesando como religiosa de las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha.
Al año y tres meses de consagrada asume la inmensa tarea de pisar suelo cubano el 26 de noviembre de 1996, con tan solo 24 años de edad y es acogida por el pueblo de Nuevitas. Desde entonces la hemos visto estar allí, donde el Señor la ha enviado; contagiando su alegría y haciéndose una cubana más, como parte activa del desarrollo de las diferentes comunidades en las que ha posado humildemente sus talentos. Excelentes cualidades que la han caracterizado a lo largo de su devenir por la Isla: coraje, habilidad, resolución, espíritu misionero, son algunas de ellas. Dispuesta siempre a aplicar las lecciones de paz aprendidas, a la vez ha convivido con el caos y las miserias humanas.
Encarnando en su vida las palabras de Isaías: "Heme aquí, envíame a mí", en el año 1999 forma parte del equipo Diocesano de la Pastoral de Adolescente en Camagüey y colabora más tarde con la Pastoral de la salud, siendo actualmente su responsable. En el año 2005 funge como fundadora de la Comunidad de Guanabacoa en La Habana, siempre lista a partir allí donde se le necesita. En el año 2011 hace realidad un sueño congregacional: refundar en la tierra que vio nacer la comunidad de las Hermanas de la Caridad del Cardenal Sancha: Santiago de Cuba, encendiendo la luz de una nueva comunidad en El Caney. Pese a los años y las vicisitudes propias que nos habitan, no ha disminuido su vocación Sanchina que encarna desde el legado y espíritu aprendido del Padre Fundador Ciriaco María Sancha y Hervás.
Nena, como cariñosamente se le conoce, pertenece sin duda alguna a una generación de religiosas que apuesta por mostrar la palabra y el amor de Dios desde la contemporaneidad, dando paso a una visión y enfoque diferente sobre las religiosas, dejando a un lado estereotipos arcanos, humanizando y estrechando cada vez más los lazos con toda la comunidad eclesial y el pueblo de creyentes o no.
Su contribución en la búsqueda del desarrollo pleno entre los más jóvenes va dejando un rastro cada vez más ferviente, popularizándose así como una luchadora incansable de la soberanía de las almas.
Ningún elogio es demasiado alto para la calidad y la experiencia de esta valerosa mujer de fe. Su ejemplo, debe ser tomado a pecho desde la valentía, convicción, sentido de hogar, amor a la vida y a la creación que dibuja día a día. Sor María Ysabel puede no ser la mensajera perfecta, pero lleva y comparte el mensaje perfecto; el mensaje del amor.
Hoy nos ensanchamos y damos gracias infinitamente a Dios por festejar junto a ella estos 25 años de Amor, compromiso, perdón y lealtad.
6 de agosto, fiesta de la Transfiguración de Jesús
Por Natalia Nikiforova
Al empezar su ministerio, Jesús recibió una revelación (Lc 3,21). Ahora en la Transfiguración recibe otra comunicación divina, cuando está para empezar una nueva etapa: la Pasión. Ni siquiera los milagros de Jesús han convencido a sus compatriotas. Su sacrificio será más eficaz que sus palabras para encender el amor y el espíritu de sacrificio en todos los que en adelante continuarán su obra salvadora.
El Señor llevó consigo a los tres apóstoles que ocupaban un lugar privilegiado entre los doce (Mc 1, 29; 3,16; 10, 35) y que más le demostraban su amor y su fidelidad. A ellos les dio este regalo, este don. Pedro, el que más trabajaba por Jesús; Juan, el que tenía el alma más pura y más sin pecado; Santiago, el más atrevido y arriesgado en declararse amigo del Señor, y que sería el primer apóstol en derramar su sangre por nuestra religión. ¿Por qué solo ellos y no todos?No todos estaban listos para compartir su oración y, menos todavía para entrar con Él en la nube y contemplar su gloria. Jesús no invitó a todos los apóstolespor no llevar a Judas, que no se merecía esta visión. Los que viven en pecado no reciben muchos favores que Dios concede a los que le permanecen fieles.
La transfiguración tuvo lugar mientras Jesús oraba, porque en la oración es cuando Dios se hace presente.Los apóstoles vieron a Jesús con un resplandor que no se puede describir con palabras: su rostro brillaba comoel sol y sus vestidos eran resplandecientes como la luz. Moisés y Elías hablaban con Jesús. Moisés representa la Ley, pues fue él quien recibió la Ley de Dios en elSinaí para el pueblo de Israel. Elías, por su parte, es el padre de los profetas. Ellos dos vienen a dar testimonio de Jesús, quien es el cumplimiento de todo lo que dicen la ley y los profetas.Ellos hablaban de la muerte de Jesús, porque hablar de la muerte de Jesús eshablar de su Amor, es hablar de la Salvación de todos los hombres. Precisamente, Jesús Transfigurado significaamor y salvación.
Seis días antes de la Transfiguración, Jesús había hablado a los apóstoles acerca de su Pasión, Muerte y Resurrección yde que algunos de ellos verían la gloria de Dios antes de morir, pero ellos no habían entendido a qué se refería. Por eso, así como Moisés y Elías fueron llevados por Dios a la montaña santa para que allí fueran testigos de su gloria (Ex 33,18; 1Re 19,9), así también los apóstoles son llevados por Jesús a la montaña y allí son testigos de su gloria. Pedro, Santiago y Juan experimentaron lo que es el Cielo. Pedro quería hacer tres tiendas para quedarse ahí. No le hacía falta más nada, pues estaba plenamente feliz, gozando un anticipo del cielo. Estaba en presencia de Dios, viéndolo como era y él hubiera querido quedarse ahí para siempre.
Después de ellos, Dios ha escogido a otros santos para que compartieran esta experiencia antes de morir: Santa Teresa de Ávila, San Juan de la Cruz, Santa Teresita del Niño Jesús, Santa Faustina y San Pablo, entre otros. Todos ellos gozaron de gracias especiales que Dios quiso darles y su testimonio nos sirve para proporcionarnos una pequeña idea de lo maravilloso que es el Cielo.Santa Teresita explicaba que es sentirse “como un pajarillo que contempla la luz del Sol, sin que su luz lo lastime.”
Y a nosotros ¿Qué nos enseña el acontecimiento de la Transfiguración?
- · Nos enseña a seguir adelante aquí en la tierra, aunque tengamos que sufrir, con la esperanza de que Él nos espera con su gloria en el Cielo y que vale la pena cualquier sufrimiento por alcanzarlo.
- · A entender que el sufrimiento, cuando se ofrece a Dios, se convierte en sacrificio y así, éste tiene el poder de salvar a las almas. Jesús sufrió y así se desprendió de su vida para salvarnos a todos los hombres.
- · A valorar la oración, ya que Jesús constantemente oraba con el Padre.
- · A entender que el Cielo es algo que hay que ganar con los detalles de la vida de todos los días.
- · A vivir el mandamiento que Él nos dejó: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado”.
- · Habrá un juicio final que se basará en el amor, es decir, en cuánto hayamos amado o dejado de amar a los demás.
- · Dios da su gracia a través de la oración y los sacramentos. Su gracia puede suplir todas nuestras debilidades.
- · Que no desoigamos jamás esta voz que con el amor inefable nos suplica: Este es mi Hijo amado, mi Elegido, ESCÚCHENLO.
¡Felicidades a los párrocos en su día!
Por Neidys Hernández Avila
Hoy 4 de agosto celebramos al santo cura de Ars, San Juan Bautista María Vianney. Fue un sacerdote francés que vivió entre 1786 y 1859. La dirección de almas fue su labor principal. Acudían de toda Francia y otros países para pedir confesarse, consejo y dirección espiritual.